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miércoles, 26 de agosto de 2015

"¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas!..."

Miércoles de la vigésima primera semana del tiempo ordinario
(26/08/2015)

Primera Carta de San Pablo a los Tesalonicenses 2, 9-13.

Recuerden, hermanos, nuestro trabajo y nuestra fatiga cuando les predicamos la Buena Noticia de Dios, trabajábamos día y noche para no serles una carga. Nuestra conducta con ustedes, los creyentes, fue siempre santa, justa e irreprochable: ustedes son testigos, y Dios también. Y como recordarán, los hemos exhortado y animado a cada uno personalmente, como un padre a sus hijos, instándoles a que lleven una vida digna del Dios que los llamó a su Reino y a su gloria. Nosotros, por nuestra parte, no cesamos de dar gracias a Dios, porque cuando recibieron la Palabra que les predicamos, ustedes la aceptaron no como palabra humana, sino como lo que es realmente, como Palabra de Dios, que actúa en ustedes, los que creen.


Salmo 139(138), 7-8.9-10.11-12ab.

¿A dónde iré para estar lejos de tu espíritu?
¿A dónde huiré de tu presencia?
Si subo al cielo, allí estás tú;
si me tiendo en el Abismo, estás presente.

Si tomara las alas de la aurora
y fuera a habitar en los confines del mar,
también allí me llevaría tu mano
y me sostendría tu derecha.

Si dijera: “¡Que me cubran las tinieblas
y la luz sea como la noche a mi alrededor!”,
las tinieblas no serían oscuras para ti
y la noche sería clara como el día.


del Evangelio según San Mateo 23, 27-32.

¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que parecen sepulcros blanqueados: hermosos por fuera, pero por dentro llenos de huesos de muertos y de podredumbre! Así también son ustedes: por fuera parecen justos delante de los hombres, pero por dentro están llenos de hipocresía y de iniquidad. ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que construyen los sepulcros de los profetas y adornan las tumbas de los justos, diciendo: 'Si hubiéramos vivido en el tiempo de nuestros padres, no nos hubiéramos unido a ellos para derramar la sangre de los profetas'! De esa manera atestiguan contra ustedes mismos que son hijos de los que mataron a los profetas. ¡Colmen entonces la medida de sus padres!






LECTIO DIVINA

Oración inicial: ¡Oh Dios!, que unes los corazones de tus fieles en un mismo deseo; inspira a tu pueblo el amor a tus preceptos y la esperanza en tus promesas, para que, en medio de las vicisitudes del mundo, nuestros corazones estén firmes en la verdadera alegría. Por nuestro Señor.

Reflexión

• Estos dos ‘ay’ que Jesús pronuncia contra los doctores de la ley y los fariseos de su tiempo, retoman y refuerzan el mismo tema de los dos ‘ay’ del evangelio de ayer. Jesús critica la falta de coherencia entre palabra y práctica, entre interior y exterior.

• Mateo 23,27-28: El séptimo ‘ay’ contra los que parecen sepulcros blanqueados. “Ustedes por fuera aparecéis justos ante los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía y de iniquidad.”. La imagen de “sepulcros blanqueados” habla por sí sola y no necesita comentario. Jesús condena a los que tienen una apariencia ficticia de persona correcta, pero cuyo interior es la negación total de aquello que quieren aparecer por fuera.

• Mateo 23,29-32: El octavo ‘hay’ contra los que edificáis los sepulcros de los profetas, pero no los imitan. Los doctores y los fariseos decían: “Si nosotros hubiéramos vivido en el tiempo de nuestros padres, no habríamos tenido parte con ellos en la sangre de los profetas!' Y Jesús concluye: personas que hablan así “confiesan que sois hijos de los que mataron a los profetas”, pues ellos dicen “nuestros padres”. Y Jesús termina diciendo: “Pues bien: colmad también vosotros la medida de vuestros padres!” De hecho, a esas alturas de los acontecimientos, ellos ya habían decidido matar a Jesús. Y así acababan de colmar la medida de los padres.

Para la reflexión personal

• Dos más ‘ay’ para recibir la crítica de parte de Jesús. ¿Cuál de los dos cabe en mí?
• ¿Cuál es la imagen de mi mismo/a que trato de presentar a los otros? Corresponde a lo que soy de hecho ante Dios?

Oración final

¡Dichosos los que temen a Yahvé
y recorren todos sus caminos!
Del trabajo de tus manos comerás,
¡dichoso tú, que todo te irá bien! (Sal 128,1-2)

(fuente: ocarm.org)

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